María Guerra y Mariola Cubells en la obra Señoras y señoras

«Me niego a pasar por alto que nos quieran quitar derechos como el aborto»

Las periodistas Mariola Cubells y María Guerra se suben el domingo al escenario en Logroño con la obra Señoras y señoras un show pop feminista que reivindica a la generación de mujeres nacidas en la década de los 60, que rompieron barreras pero cuya historia no ha sido contada. 

Con Mariola Cubells (Valencia, 1967)  hablamos de este espectáculo que combina humor, memoria y crítica cultural para dar voz a esas mujeres que no quisieron tener la vida de sus madres y que se revuelven ahora contra las amenazas a los derechos conquistados. Por el camino se encontraron con el ‘timo audiovisual’ de Pretty Woman y un mundo por construir. Las podremos ver el domingo 19 de octubre, a las 19.00 h, en la Sala Gonzalo de Berceo

¿Cómo son las señoras que lleváis al escenario?

Nosotras hablamos para mujeres de un entorno similar al nuestro, mujeres universitarias que accedieron al mercado de trabajo, mujeres independientes, que se educaron en democracia ya, que han sido una generación un poco bisagra y que repitieron como un mantra que lo que no queríamos era la vida de nuestras madres. Es la primera generación que educó a sus hijos y a sus hijas lejos del patriarcado y que ha sido acompañada en ello por  sus parejas. Yo creo que los hombres de esa generación, como colectivo, son mucho menos cafres, por decirlo llanamente, de lo que veo ahora en algunos jóvenes de 30 y de 40. Ellos llegaban de un mundo que también querían cambiar y construyeron con nosotras un nuevo imaginario, haciéndose responsables de lo doméstico, de sus hijos, porque nosotras estábamos incorporadas al mundo laboral. 

Somos las primeras mujeres que se van a jubilar con una pensión, que llegaron a la edad de casarse cuando ya había divorcio legal, sin tener que pedir permiso a sus maridos para abrir una cuenta corriente. Fuimos una generación puente. Mujeres que están en la economía, en la política, en el periodismo y hacen cosas importantes que construyen el mundo. 

«Somos una generación pionera, que ha roto moldes y que no ha sido contada»

¿Qué es lo que despertó en vosotras la idea de dar visibilidad a esta generación de mujeres?

Todo surgió a partir del libro que escribí en 2023 titulado Mejor que nunca, con Espasa, que es una crónica sobre la generación de mujeres nacidas alrededor de la década de los 60. Me lo encargaron y cuando me puse a investigar, me di cuenta de que es un relato que no existía, que esa generación ha sido poco contada, que no ha ocupado su espacio. Y es una generación tremendamente importante porque ha sido pionera en un montón de cosas y que rompió moldes. No nos parecemos en nada a ninguna otra generación de mujeres en la historia de este país. 

A partir de ahí me propusieron hacer un podcast, pero yo no me veía y le propuse a María (Guerra) hacer esto, porque no me apetecía subir sola al escenario. Además, esta obra tiene mucho que ver con la amistad y la sororidad. El verano pasado parimos el guion y de ahí salió. 

«Desde hace un año leo solo a mujeres. Es una forma de perdonarme por todos los años en los que no me fijé en ellas»

¿Por qué creéis que sigue siendo necesario reivindicar el papel de esa generación que ha roto tantas barreras y cómo lo abordáis?

Nos hemos dado cuenta de que nuestro show es más luminoso que quejumbroso, pese a que yo creo mucho en la reivindicación y en la protesta y en seguir alzando la voz. Y el día a día nos demuestra que queda mucho por hacer, que cada vez que paramos hay un paso atrás. No hay más que ver lo que está pasando con el aborto en la Comunidad de Madrid. 

El discurso sigue siendo necesario e importante. Hay muchas mujeres que después de la obra nos dicen que nunca habían pensado en ellas en esos términos. Nosotras somos mucho más feministas ahora que hace 30 años. 

Hemos sido feministas tardías, porque tuvimos un feminismo muy intuitivo, nada colectivo. Íbamos por libre. Ahora los colectivos de chicas muy jóvenes están muy unidas, están muy organizadas; nosotras íbamos por libre, estábamos transitando una tierra ignota, no teníamos casi referentes. Tuvimos que abrir todas las ventanas y lo hicimos un poco solas, si te digo la verdad. 

«Nuestros referentes han sido las princesas de Disney que siempre estaban solas. Sus amigas eran pajaritos o tacitas»

En la obra habláis de los ‘referentes absurdos’ que tuvo vuestra generación.

Sí, es uno de los temas que nos está dando más juego y hemos acuñado el término del «timo audiovisual”, porque nos hemos comido verdaderas ‘mierdas’ en la pantalla. Y ahí tenemos, por ejemplo, a las princesas de Disney, que no tienen amigas. Si te fijas, están solas. Son amigas de pajaritos, de tacitas, de iguanas, pero no de personas. Pero ellos sí, en Toy Story tienen amigos. Y luego están las pelis de la adolescencia, Grease o Fiebre del Sábado Noche, con el papel que tienen ahí las mujeres. Y cómo no hablar de Pretty Woman, donde el príncipe azul era un putero. 

Todas esas cosas han construido, para mal, una imagen del amor romántico que yo creo que, afortunadamente, se está diluyendo. Y nosotras lo ponemos en solfa desde el desenfado más absoluto y desde la crítica.

María Guerra y Mariola Cubells en la obra Señoras y señoras

Y para vosotras, ¿cuáles han sido los referentes en los que mirarse?

Yo tengo más referentes femeninos ahora que hace 30 años. Cuando empecé a trabajar quería ser Maruja Torres. Evidentemente nunca lo logré pero cuando veo ahora mi nombre en las colaboraciones de El País y el SModa, lo miro con una especie de regocijo pensado que algo cerca he estado. Para mí ella era un gran referente. Pero Maruja estaba sola. Ahora hablamos de colectivos de mujeres, de jóvenes que hacen cosas, pero antes yo no podía hablar de un colectivo. Había personas muy concretas, como Rosa María Calaf en televisión, o la escritora Carmen Gaite. 

Y ahora me pasa una cosa; de forma completamente premeditada he decidido fijarme mayoritaria y casi exclusivamente, en mujeres. En la literatura llevo un año leyendo solo a mujeres; nuevas, antiguas, me da igual. De vez en cuando se cuela algún señor, pero esa es una apuesta que yo hago para perdonarme por todos los años en los que no me fijé en ellas. Esta falta de referentes de la que hablamos fue o porque no me fijaba o porque realmente es que las figuras que he comentado estaban solas, eran puntuales, no había grandes grupos. De hombres sí; estaban la generación del 98, la del 27…, todo tíos.

Ahora me doy cuenta de que me fijo mucho, de que las busco, de que las encuentro, de que mi universo se está formando con todo un colectivo de mujeres de todas las disciplinas. Pero las he de buscar, no me salen solas, pese a que ahora salgan más que antes. 

«Tuvimos un feminismo tardío, muy intuitivo, porque no teníamos referentes. Íbamos por libre»

Vosotras que estáis cerca de la actualidad, ¿cómo estáis viviendo esas amenazas que surgen en derechos ya adquiridos para las mujeres, como el caso del aborto?

Yo lo llevo fatal, te lo confieso, porque hay cosas que pensaba que no iban a volver, que no iban a resurgir. Hay asuntos que daba completamente por finiquitados, el aborto desde luego es uno de ellos. Cuando oigo a Ayuso, en este caso, hablar de ello, primero me asombro, luego me asusto, luego me aterrorizo, y después me entristezco. 

Este tipo de cosas las vamos introduciendo en el show. Uno de los días que actuábamos en Madrid explotó el caso Koldo. Tenemos una parte dedicada a Pretty Woman en la que aprovechamos para hablar de la prostitución y, claro, metimos ese caso en el espectáculo. Ahora con el aborto, lo mismo. Es un tema que no puedo dejar pasar, cuando estoy haciendo un show feminista y alguien habla de un síndrome post-aborto que no está científicamente probado, ni nada que se le parezca.  Nosotras que tenemos casi 60 años, llegamos al aborto legal en edad fértil, era un derecho que teníamos todas y me niego a dejar pasar la intención de quitárnoslo. Me niego por mí, por mi hija que tiene 20 años y por las generaciones futuras. 

¿Tenéis hombres entre el público?

Sí, y eso nos ha sorprendido gratamente porque yo pensaba que no iba a venir ninguno. Supongo que son aliados de todo esto porque se ríen de ellos con todas las puyas que tenemos para ellos. Las encajan fenomenal; quiero pensar que es un hombre inteligente que sabe a lo que viene. Tampoco queremos otro tipo de hombres.

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