Librería Santos Ochoa acogerá este miércoles una charla gratuita con Ana Ezquerro, facilitadora de biodanza y fundadora del proyecto Biodanzalia. Durante la sesión, Ezquerro abordará cómo la práctica de la biodanza influye en nuestra salud mental y física desde los descubrimientos más recientes de la neurociencia, como la neuroplasticidad o la conexión entre cuerpo y mente. “Nuestro cuerpo y nuestra mente están conectados. Según cómo nos movemos, nuestro cerebro interpreta nuestro estado emocional y eso influye en lo que pensamos y sentimos”, explica.
La charla, titulada ‘Cada movimiento es una oportunidad’, también pondrá el foco en cómo el cuerpo almacena las emociones y cómo el movimiento consciente puede liberar tensiones y sentimientos reprimidos. Ezquerro ilustrará su exposición con enseñanzas de la biodanza y recomendará el libro Los dones, de Begoña Abad, una obra que reúne poesía e ilustración en torno a emociones humanas como la ternura, la rabia o el abandono.
La cita tendrá lugar este miércoles 7 de mayo a las 19.00 horas en Librería Santos Ochoa (c/Calvo Sotelo, 19) y también podrá seguirse en directo a través del canal de YouTube de la librería.
La entrada es libre y gratuita hasta completar aforo.
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Biodanzalia
Con más de diez años de experiencia, Ana Ezquerro trabaja desde Biodanzalia con personas de todas las edades, incluyendo grupos de mayores dentro del programa ‘Activando los 60’, como el que imparte cada jueves en el Centro Cultural Ibercaja (más información aquí). Según cuenta, “muchas personas que han pasado su vida cuidando de otros empiezan en esta etapa a preguntarse qué quieren realmente. La biodanza les ayuda a reconectar con su identidad y a expresarse sin máscaras”.
El impacto de la biodanza en la salud ha sido estudiado por diversas universidades e instituciones científicas. En 2021, la Universidad de Huelva demostró su efecto positivo en mujeres con fibromialgia, así como en la reducción de síntomas de ansiedad, depresión y problemas de sueño en la población general.
Otro estudio, realizado en 2017 por la Universidad de Castilla-La Mancha, analizó su impacto en niños con dificultades de interacción, observando mejoras en la gestión emocional, la creatividad y la espontaneidad.