Iniciar una relación en la madurez puede producir vértigo. Después de un divorcio, una viudedad o años sin pareja estable, la idea de abrirse al amor de nuevo despierta ilusión, pero también muchas dudas y preguntas. “Es una sensación ambigua, que confunde el miedo con la inseguridad”, pero en la que se pueden dar pasos para abrirse a esa nueva etapa, como explican las expertas en sexología Ruth Arriero y Bárbara Sáenz, de Serise Sexología.
El hecho de estar en la madurez y contar con una trayectoria de vida con su correspondiente “mochila” hace que no sea fácil, a veces, salir de la zona de confort. Pero desde Serise aseguran que para dar el paso “hay que atravesar esa emoción, intentar disfrutar del presente y del inicio de esa nueva relación, ajustando las expectativas”. “Se trataría de dejarse llevar sin obsesionarse con el destino al que se pretende llegar”, añade Bárbara Sáenz.
Poner límites y protegerse emocionalmente
En esta etapa, saber qué queremos y qué no, es fundamental. “En primer lugar hay que tener claros cuáles son los límites personales”, señala Ruth Arriero. Identificar las “banderas rojas” y las “señales de alerta” ayuda a reconocer cuándo una relación no nos hace sentir bien. En ocasiones, los límites no se ponen solo a la pareja, sino a familiares que pueden juzgar o interferir en esa nueva relación que ellos no aceptan.
“Uno tiene que tener claro qué le apetece hacer y qué no, cuáles son sus líneas rojas, tener una buena comunicación con la otra persona y que ésta sea clara”.
Cuando planteamos un límite, “además de comunicarlo para que la pareja los conozca, también debemos pensar qué haremos si alguien lo traspasa, cómo vamos a actuar y de qué manera vamos a posicionarnos ante ese hecho”. Se trata de algo importante de recordar porque “cuando hay un enamoramiento por medio es fácil que vayamos moviendo esas líneas rojas que habíamos fijado en un primer momento”.
Evitar repetir patrones del pasado
Muchas personas temen revivir relaciones tóxicas o machistas. Para prevenirlo, Serise propone un ejercicio sencillo: “Anotar en un papel las cosas de relaciones anteriores que nos hicieron sentir mal: comportamientos, actitudes o señales de alerta. Así tenemos un recordatorio de los límites que no debemos volver a traspasar”.
Además, recomiendan pedir ayuda profesional para detectar patrones de elección de pareja y comprender por qué tendemos a repetirlos.
Relaciones sexuales seguras
La sexualidad no tiene edad y “las infecciones de transmisión genital no entienden de años”. Por eso, desde Serise recuerdan que las recomendaciones sobre las medidas de protección para evitar ese riesgo son las mismas, independientemente de la edad en la que estemos. No son “cosas de jóvenes”.
Y lo mismo sucede con los límites. “Uno tiene que tener claro qué le apetece hacer y qué no, cuáles son sus líneas rojas, tener una buena comunicación con la otra persona y que ésta sea clara”. Y cuando el tema cueste o dé vergüenza, aconsejan acudir al “humor” para romper el hielo y poder transmitir nuestros deseos.
Para estas expertas, el uso de métodos barrera y las revisiones médicas periódicas son esenciales, sea cual sea la edad. Pero insisten en que el placer va más allá: “El órgano sexual más grande es la piel, y hay muchísimas más prácticas y acciones en las que no es necesaria la protección y con las que se puede disfrutar sin correr riesgos asociados a la salud”. Y que en esta edad, suponen una auténtica revolución de la erótica.
Cuidado con las estafas emocionales y digitales
Con la expansión de las redes sociales y las plataformas de contactos online, aumenta la posibilidad de sufrir engaños. Las expertas de Serise advierten sobre señales que deben encender todas las alarmas, como un interés excesivo en poco tiempo de una persona que acabamos de conocer (“love bombing”), peticiones de dinero, de datos personales y contraseñas o evasivas para conocerse en persona.
“Sin generar alarma, es importante usar el sentido común. Si hay dudas, debemos consultar con personas de confianza o con profesionales que nos pueden ayudar a detectar si nos encontramos ante una estafa. Y si se confirma el engaño, “no hay que dudar en denunciar”, aconsejan.



